“Son (…) (su) pasado, también (…) (su) presente. Siempre están siendo desaparecidos: ni vivos ni muertos”(Gabriel Gatti citado por (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2016, pág. 13)
Este es el tejido de historias que retratan el drama de la desaparición forzada, una de las peores vulneraciones a los Derechos Humanos que se han vivido en Colombia a partir de la criminalidad estatal, donde se ha justificado borrar la identidad y humanidad de más de 60.000 colombianos que fueron arrebatados de sus familias y territorios por grupos armados ilegales, que buscaban silenciar sus voces, infundir el miedo y aniquilar los pensamientos. Muchos territorios en el país han sido testigos de la atrocidad de la desaparición, pues en ellos grupos paraestatales instauraron el terror a través de acciones arbitrarias que sin justificación alguna se realizaron contra miles de civiles quienes fueron separados de sus familias y comunidades y de los cuales no se volvió a conocer su paradero. Las historias que se conocerán al abrir estas puertas de la memoria fueron construidas con testimonios de tres familias de los municipios de Salamina, Supía y Manizales en el departamento de Caldas, que decidieron romper el cerco del silencio y el olvido en torno a lo vivido por Carlos Mario Osorio, Albeiro Gonzáles, Mario Marulanda y Jhon Fredy Montes. Sus familias trajeron al presente instantes de su existir que para ellas son significativos, con los que hicimos, a muchas manos, perfiles que reconstruyen las memorias y dignidad humana de estas personas. Además, estos testimonios son un paso al frente que, con valor, madres , padres, hermanos, hijos, parejas, decidieron dar para contar en voz alta la persecución e injusticia sufridas, a veces incluso antes del momento de victimización, la transformación del contexto en el que vivían, la ruptura definitiva que significó la desaparición de sus seres queridos y la reivindicación que hasta hoy mantienen por su derecho a tener respuestas, a dar cierre a ciclos personales y, por supuesto, a conocer la verdad. El ejercicio estuvo lleno de encuentros conmovedores que se volvieron centrales para destacar el valor de las vidas de Carlos Mario, Albeiro, Mario y Jhon Fredy, por lo que el resultado son relatos emotivos e íntimos, como homenaje a quienes permanecen siempre en las memorias de sus familias, que todavía esperan encontrar en el silencio de la tierra y en el caudal de los ríos, el cuerpo de aquellos a quienes se les desconocieron sus derechos, sus sueños y sus sonrisas.