Abre las puertas de la memoria

Y ROMPAMOS EL CERCO DEL SILENCIO

* CAPÍTULO EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES *

“Al matar a un semejante, no se mata a un animal de la especie homo sapiens, sino a la comunidad humana presente en él como capacidad y promesa que, en el hombre, se expresan, en lo fundamental, a través del lenguaje, que se enriquece en la diversidad y en la diferencia al margen y en contra de los condicionamientos del poder”
Jean- François Lyotard


Son estas las memorias de algunas de los cientos de personas que han muerto por balas de fusiles disparados por agentes del Ejército Nacional o grupos paramilitares que, desde la fuerza que las armas les entregan, decidieron poner fin a la existencia de jóvenes civiles no involucrados en el conflicto armado. Para ello crearon justificaciones para convertir a cualquiera en un indicador de éxito en la guerra: con solo afirmar que ese otro era un guerrillero, su asesinato permitía aumentar los resultados operacionales y, con ello, conseguir permisos o descansos, prebendas y ascensos; en otros casos, las ejecuciones extrajudiciales (mal llamados “falsos positivos”), solo buscaban arrebatar la vida para sembrar el terror en los territorios.

Con hechos tan absurdos, las cifras no logran narrar las dimensiones del asesinato sistemático de civiles en Colombia, porque las cifras, a diferencia de estas memorias, no presentan a la sociedad el daño humano de la muerte, porque al aniquilar las existencias de estas personas, se esfumaron sus sueños, sus sonrisas, sus triunfos y el destino de sus familias. Estas son las historias de Fausto Andrés Romero, Luis Eduardo Osorio y William López, su evocación tiene como objetivo retornarle a la vida su valor único.

Han sido construidas en el departamento de Caldas, desde los municipios de Salamina, Anserma y Manizales, donde sus familias han decidido iniciar este proceso de reconstrucción de sus memorias en esta galería, como un acto político de enunciar y visibilizar los momentos más preciados que se tejieron con sus hijos, padres y hermanos. A través de la conversación, en medio de las entrevistas, se fueron haciendo vivas sus presencias, desde el reconocimiento de su integridad como seres humanos que daban pasos en el mundo dejando huellas en las personas y sus comunidades.

William Lopez